Ábrete mundo.

segregación

Como todos los años se celebró y se cuestionó el día de la #hispanidad ¿Que se celebra? ¿Es una celebración del #colonialismo y el exterminio? El tema viene unido al creciente cuestionamiento en el ámbito americano, tanto en la América hispanohablante como en EE.UU., de las figuras de Cristobal Colón (un avispado hombre de negocios) y de diversas figuras, militares y no militares, de la conquista y exploración europea de América.

Recuerdo que el desaparecido superhéroe Miguel de la Cuadra Salcedo defendía que no había existido un genocidio contra los indios e incluso que los indios habían sido liberados por la conquista española, pero en cambio decía que el rapto y esclavización de los negros había sido un crímen sin paliativos. También es habitual comparar lo dañino de la colonización española con otras colonizaciones que pudieron ser más crueles, o se ha cuestionado que se pueda valorar las acciones de los antiguos conquistadores en base a los valores del presente, pues es claro que los conquistadores no poseían el concepto de “derechos humanos” y en cambio “El Amadís de Gaula”, o incluso la “Ilíada”, ocupaban un lugar muy importante en su escala de valores.

¿El dominio de la Monarquía Española supuso una mejora en las condiciones de vida de la población nativa americana? Entiendo que de esta valoración hay que apartar tanto el efecto catastrófico de las epidemias de agentes infecciosos traidos del Viejo Mundo, pues los invasores europeos renacentistas no eran conscientes de su condición de vector infeccioso, como el efecto positivo en la dieta de los pueblos americanos que suposo la introducción del trigo, el vacuno o el cerdo, porque fue más bien un beneficio colateral. La cuestión es si la forma de organización social hispana era más o menos opresiva que las formas de organización social previas. Puede que fuera más benévola, al menos comparada con los casos de los dominios mexicas y del Tahuantinsuyo en los cuales los sistemas de control social eran muy duros, con separación de castas, tratamiento diferenciado de pueblos dominantes y sometidos, militarismo, sustración de niños, estricto control social y sacrificios humanos, en unos multitudinarios y en otros más esporádicos. Posiblemente en esos casos el cambio de régimen fue beneficioso y la religión cristiana, todo lo cuestionable que se quiera en las formas de la época, resultaba más suave que las religiones anteriores.

¿Quiere eso decr que no hay motivo para dolerse de las injusticias de los periodos virreinales, al haber sido una mejora respecto a lo anterior? ¿Es absurdo quejarse de un dominio colonial acabado hace más de dos siglos? Pues entiendo que esa queja tiene fundamento. Las injusticias del Tahuantinsuyo y del imperio de Tenochtitlan ya no duelen porque están enterradas en el pasado, como las matanzas perpetradas por las legiones romanas o los sacrificios humanos que realizaban los iberos, son cosa acababa. En cambio las injusticias del período colonial siguen doliendo porque en buena medida se siguen manteniendo hoy en día: la segregación de indígenas y mestizos por la élite blanca criolla, la cultura blanca (criolla, europea o gringa) ocupando un papel protagonista en la sociedad frente a las culturas de “los otros”, el protagonismo económico y político de los grupos sociales blancos criollos... Las independencias latinoamericanas fueron dirigidas por las élites blancas criollas y dieron lugar a repúblicas blancas criollas, que a menudo encontraron encaje en un orden mundial decimonónico en el que dominaban los valores colonialistas (se puede decir que el colonialismo español fue una primera versión y el decimónónico e industrializado fue un colonialismo 2.0), bajo la hegemonía del Imperio Británico, y esos valores del nuevo colonialismo permearon las culturas latinoamericanas actualizando los viejos patrones de #segregación.

Las mitologías nacionales de las repúblicas latinoamericanas están llenas de héroes caucásicos y militaristas que son una prolongación del tipo de los antiguos conquistadores. Difícilmente se puede condenar a los conquistadores y canonizar a los héroes criollos que los sucedieron. Algunos conquistadores fueron verdaderos criminales sanguinarios inclluso conforme a los valores de la época, los otros eran considerados nobles guerreros. Considero que lo condenable de la conquista de América en conjunto, desde los valores del presente, es el militarismo implícito, cuyos valores compartían los conquistadores castellanos con otros reinos europeos, con el imperio mexica, con el imperio incaico, con las repúblicas criollas decimonónicas y con las dictaduras latinoamericanas del siglo XX.

En las sociedades latinoamericanas actuales encontramos muestras de rechazo por la población mestiza de la cultura de la élite caucásica, vivida como un elemento de segregación y #supremacismo. A ese rechazo cabe aribuir en buena parte el éxito de las iglesias evangélístas imitadoras del modelo estadounidense de la “américan religion”, como una fórma de alejamiento de un catolicismo histórico tan identificado con la élite criolla-caucásica que ve a la población mestiza como una masa instrumental que debe servir a sus intereses. Este rechazo a la cultura hispanoamericana identificada con el orden tradicional, por un lado, el carácter subalterno de las culturas indígenas, por otro, y lo difuso de las identidades mestizas, que se encuentran en construcción, favorecen que la cultura popular estadounidense sea un referente de relativo prestigio, que se vea como un elemento de una estrategia de aspiracionismo social o incluso como una fantasía escapista de un contesto social duro, pero que conduce a un cacacterístico auto-odio latinoiamericano. Si echais un vistazo en Wattapad, donde miles de jóvenes latinoamericanos ponen por escrito sus fantasías, veréis como casi todas sus fantasías están protagonizadas por personajes anglosajones y residentes en Estados Unidos, lo que muestra una incapacidad de desarrollar fantasías atractivas a partir de la propia realidad, #autoodio y un altísimo grado de colonización cultural.

Solo recientemente se ha cuestionado el mantenimiento del supremacismo blanco criollo en las repúblicas latinoamericanas y a veces esos cuestionamientos han resultado fallidos, como en el reciente referendum constitucional chileno, pues los valores de colonialismo interior y supremacismo blanco están muy interiorizados y aun poco introducidos en el debate público.

No parece que tenga mucho sentido culpar al Estado Español contemporaneo de hechos de la Monarquía Hispánica de hace entre dos y cinco siglos, cuando tan sucesores de esa Monarquía Española es el Estado Español como las repúblicas hispanoamericanas, y cuando las injusticias del período colonial fueron mantenidas y actualizadas por las repúblicas criollas. Me parece que con esa atribución de culpas a la España contemporánea (no falta quien nos lo eche en cara a los españoles contemporaneos cuando viajamos por américa), los españoles ibéricos hacemos de chivo expiatorio muy conveniente del supremacismo blanco que mantienen las élites latinoamericanas. Sin embargo, aunque no veo motivo para que los españoles contemporaneos nos flagelemos por los crímenes y otros hechos reprensibles que protagonizaron los españoles antepasados de los americanos de habla hispana, tampoco podemos buscar en la conquista de América un referente de grandeza, un modelo en el que inspirarnos, una escala de valores reivindicable como fundamento del auténtico ser español y como combustible para construir un futuro auténtico y glorioso, pues en ese caso no se trataría de evitar juzgar el pasado con los valores del presente si no validar como valores adecuados para el presente valores violentos e injustos del pasado. Nada nuevo, la idealización de un período histórico pasado es un ingrediente típico del #fascismo. En Europa en general aun está pendiente una revisión del significado histórico del colonialismo, que seguimos romantizando (desde la conquista de América a “Memorias de África” pasando por Tintín) sin ser muy conscientes de su injusticia y de los ecos de la mentalidad colonial en los fenómenos actuales de xonofobia.

¿Y que hacemos con el Dia de la Hispanidad? Me parece que no debemos reivindicarla como una celebración de los éxitos militares pasados de la Monarquía Española, ni como una celebración de la cultura hispana como hegemónica en la América hispanohablante, en su encarnación como cultura del grupo social dominante caucásico criollo (la cultura de la gente bien frente a las culturas de las trabajadoras domésticas), pero debemos celebrar la existencia de un vínculo cultural común entre pueblos de ambos lados del atlántico, en convivencia respetuosa con otras culturas, que sirva como un elemento más de autoidentificación frente a la colonización cultural anglosajona, que nos puede reducir a la condición de una mala copia de gringo, a la cronificación de un sentimiento de inadecuación y a la interiorización de un rol subalterno. Por supuesto también hay que celebrar y enaltecer las culturas afro e indígenas, a veces transfronterizas, y reflexionar sobre lo mestizo.