“VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN” Y LA ESTÉTICA DEL MOVIMIENTO M.A.G.A.

Este fin de semana me senté con mi hijo a ver la película “Vengadores: La era de Ultrón”, e incluso llegamos a ver una parte de su secuela “Vengadores: Infinity War” y me impresionó mucho la fuerte presencia de arquetipos de la derecha populista iliberal, o sea, del movimiento MAGA y similares.

Destaca la figura de Tony Stark-Iron Man, el tecnoligarca, que respresenta un tipo de personaje que en los últimos años ha sido importantísimo en el movimiento reaccionario, con personajes como Elon Musk, Sam Altman, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Peter Thiel. Lo presentan bajo una luz muy favorable, un mago que salva a la humanidad con su tecnología mágica y conduce el mundo hacia el futuro. La forma aspiracional del tecnoligarca es el criptobró y cierta estirpe de emprendedores adultescentes en cuyos modales a veces de adivina la influencia de Tony Stark. En el caso de Elon Musk, la retroalimentación con el personaje de Tony Stark es muy significativa, es difícil saber si Tony Stark imita a Elon Musk, si Musk diseña su imagen pública buscando el parecido con Stark o es más bien una mezcla de ambas cosas.

Siguiendo con Tony Stark, resulta dolorosa la transformación de Spiderman en sus películas. Peter Parker era un chico de clase trabajadora, con escasísima conciencia de clase pero de clase trabajadora y con valores de clase trabajadora. En algunas de sus últimas películas Peter Parker-Spiderman se convierte en ilusionado empleado de Tony Stark y es el millonario el elemento motriz de su vida, el que hace que le pasen cosas y prospere, y Peter Parker busca ser validado por su líder-patrón con una actitud de entrega propia de un perro faldero. El rol de Tony Stark en la vida de Spiderman y en la de otros personajes recuerda a la del Tío Gilito en la vida de sus sobrinos, pues es el magnate el que hace que pasen las cosas y Donald, Juanito, Jaimito y Jorgito disfrutan de aventuras y una vida excitante en tanto en cuanto se arrimen al magnate y sigan sus instrucciones. A un rol así se ha visto reducido Spiderman.

Junto con la figura del tecnoligarca, en estas películas de los vengadores también está representado el hiper-macho, esa estética cultivada por Desokupa, el Batallón Azov y muchas peñas ultras futbolísticas, en “La era de Ultrón” representado por el vikingo Thor. La figura del hiper-macho, supermusculado, con estética entre neonazi y yihadista, se ha extendido mucho en los últimos años, probablemente con cierta relación en la película “300” y con cierta relación con la postmoderna doctrina queer. Al no ser la condición de hombre o mujer una simple circunstancia biológica si no una autoidentificación con un cánon de género establecido social o comercialmente, volvemos al viejo problema pre-feminista de que había que demostrar que se es un hombre de verdad si es que uno se autoidentifica como tal, por lo que se hacen necesarios modelos incuestionablemente masculinos a los que adherirse, y ahí está la ultraderecha, como antaño el ejército, para validarte como macho.

El Capitán América representa el arquetipo del W.A.S.P. tradicional, en este caso con un sesgo militarista, pues este Capitán América de las películas de los Vengadores aparece caracterizado como un yonqui de la guerra. En estas películas el Capitán América ha perdido las connotaciones liberales y antifascistas que solían impregnarlo en los comics.

¿Y Wakanda? Un país situado en el tercer mundo pero redimido por la tecnología y un estilo castrense, al estilo del publicista y político Bukele.

El único perfil del movimiento reaccionario que eché de menos en estas películas de los Vengadores fue el del reaccionario cristiano, tipo evangélico fundamentalista o católico integrista tipo J. D. Vance. Por lo que veo la religión es bastante tabú en el cine, lo que puede explicar la ausencia de ese perfil. La única presencia de lo religioso en estas películas es la versión comiquera de la teosofía representada por el Doctor Strange.